Mascotas y Vida Silvestre: Aspectos generales a considerar para una sana coexistencia

Víctor Acosta-Chaves, M.Sc. Biólogo-ecólogo con especialidad en anfibios, reptiles y aves victor.acostasaucr@gmail.com
Carolina Cerdas-Fernández, Lic. Bióloga y Manejadora de Recursos Naturales caroteno1@gmail.com

En Costa Rica la tenencia de mascotas es una práctica común en la mayoría de los hogares, especialmente perros o gatos. A veces por ignorancia o negligencia, exponemos a nuestras mascotas a peligros innecesarios o provocamos indirectamente daño sobre el ecosistema o poblaciones de animales silvestres al no controlar adecuadamente nuestros animales.

También la tenencia de animales silvestres como mascotas exóticas es frecuente en los hogares ticos, aunque muchas veces son fruto de la extracción ilegal de vida silvestre; por desconocimiento condenamos animales ecológicamente viables a una vida doméstica. Ambos temas son sumamente complejos, pero este artículo tiene como objetivo concientizar a los amantes de sus mascotas sobre las responsabilidades que como dueños tenemos para con la vida silvestre de una manera general, así como indicar algunas medidas de manejo que podrían ahorrarnos situaciones desagradables tanto para nuestras mascotas como para los animales que conviven a nuestro alrededor.

¡Los animales silvestres no son mascotas!

Primeramente, vamos a entender en este artículo como vida silvestre aquellos organismos animales que no han sido domesticados, sino que habitan ecosistemas naturales desempeñando nichos ecológicos. Si bien algunas personas tienen artrópodos como mascota, vamos a enfocarnos en organismos vertebrados terrestres. En un país con tanta riqueza natural y ecosistemas como Costa Rica, entre los primeros 20 países con más biodiversidad del mundo, es común que la gente extraiga animales silvestres como mascota: aves canoras y psitácidos, búhos y otras rapaces, serpientes, lagartijas, tortugas, ranas o mamíferos medianos como pizotes, mapaches, puercoespines, guatusas, coyotes, gatos silvestres, etc. La primera regla para ser responsable con la vida silvestre es no adquirir animales silvestre fruto de tráfico ilegal, pues un porcentaje de los animales extraídos además muere durante su manipulación o transporte. También los animales silvestres pueden traer parásitos y enfermedades, presentar comportamientos instintivos agresivos, o conllevan cuidados específicos de dieta u otros requerimientos que no los hacen adecuados para ser mascotas domésticas.

Cuando encontramos un animal silvestre que no puede valerse por sí mismo, por ejemplo, un pichón de lechuza o una cría de mamífero, debemos saber que lo menos conveniente para la especie es llevársela a otro lugar. Si se tiene certeza que el animal perdió a sus padres, por ejemplo, se puede coordinar con SINAC-MINAE para su traslado a un centro de rescate. Un animal sacado de su hábitat es equivalente a un animal muerto, ecológicamente hablando, pues ya no desempeña una función ni forma parte de la red trófica de aquel sistema natural. Debemos olvidar el mito de “rescatar” vida silvestre sacada de su hábitat para llevarla a nuestros hogares: ellos no necesitan del humano para vivir sino de un ecosistema saludable. Recientemente salió publicada la Reforma a la Ley de Vida Silvestre N°7317 donde se indican prácticas para con la vida silvestre que son ilegales, entre ellas cebarlos o alimentarlos. Cuando alimentamos animales silvestres los improntamos (pérdida del miedo instintivo al ser humano), lo cual puede conllevar a consecuencias negativas que pueden terminar con el sacrificio del animal o como un accidente para las personas. Actualmente muchos vecinos del Gran Área Metropolitana tienen problemas con mapaches o pizotes debido a que los alimentan diariamente, por ejemplo. Podemos denunciar la tenencia ilegal o prácticas nocivas para animales silvestres mediante el número 1192 o el sistema online SITADA.

Impactos nocivos de gatos y perros sobre la vida silvestre

Este es un tema complicado de abordar pues no suele ser bien recibido por los dueños de gatos o perros que consideran que su naturaleza “silvestre” e instintos de cacería justifican su comportamiento independiente de la presa o impacto producido. Como amantes de los animales domésticos, a veces nos cuesta comprender la magnitud del impacto que la presencia de animales domésticos o ferales causan sobre poblaciones de pequeños vertebrados a nivel local y global. Si bien el humano directamente es el causante de la mayoría de los daños ecológicos, introducir especies invasoras como perros o gatos en ambientes naturales es uno de los principales. Le corresponde al ser humano hacerse cargo y controlar esos desequilibrios, aunque a veces ciertas prácticas de manejo choquen con movimientos animalistas. En este artículo queremos exponer los temas de la manera más objetiva posible, presentando argumentos científicos y técnicos.

Existe amplia documentación científica sobre los impactos de perros y gatos en islas o áreas continentales del todo el mundo. Muchas veces se extinguen especies de manera local por esas causas. Obras como “Cat Wars: las consecuencias devastadoras de un tierno asesino” abordan con profundidad el tema. Otros estudios resientes muestran cómo el daño que los gatos domésticos causan en ambientes urbanos y rurales es mucho mayor del que pensamos: en Australia cada gato feral mata al menos 225 reptiles al año (2 millones de lagartijas muertas al día), mientras que en Sudáfrica un gato doméstico promedio mata entre 59-123 presas por año (vertebrados pequeños). En ese último estudio en Sudáfrica se detectó que los gatos solo llevaban el 18% de sus presas a los dueños. En una isla brasileña también se documentó cómo los gatos cazaron insectos, aves y otros pequeños vertebrados, pero en general el impacto de los gatos domésticos en el Neotrópico o Costa Rica es bastante desconocido en el continente, aunque en Isla del Coco presentan un problema grave para las aves marinas endémicas o nativas. Por su parte, los perros ferales también pueden unirse en grupos y cazar otros animales como tamandúas, puercoespines, ardillas, nidadas de aves costeras, etc.

Gatos y perros domésticos interactúan con gran cantidad de fauna silvestre que pasa desapercibida incluso en zonas urbanas. Es un mismo punto en un patio de Belén Centro (Heredia), donde podemos observar vida silvestre como iguanas, zarigüeyas, mapaches, ardillas y armadillos.

Los animales domésticos o ferales son vectores o reservorios de distintas enfermedades parasitarias que se podrían transmitir a la vida silvestre o viceversa (Rickettsia, Ehrlichia, Mal de Chagas, inmunodeficiencia felina VIF, distemper canino, toxoplasmosis, leptospirosis, larva migrans, etc.). Las consecuencias han sido devastadoras en ciertos lugares del mundo, especialmente por el distemper e inmunodeficiencia felina VIF en poblaciones de grandes gatos depredadores. Esa última es una de las principales razones por las que no se puede ingresar con mascotas en áreas protegidas como parques nacionales o reservas biológicas, sin ser la excepción el Sistema Nacional de Áreas Protegidas en Costa Rica.

Juvenil de Mochuelo ferrugíneo (Glaucidium brasilianum) rescatado de un gato doméstico. Los volantones de búhos y otras aves son presa fácil para un gato cazador. Cuando se encuentra un pichón lo ideal es dejarlo cerca en un lugar seguro lejos de gatos o perros. Nunca se debe traer para la casa o trasladar pues ellos pueden trepar solo nuevamente a su nido.

Peligros para nuestras mascotas en ambientes silvestres

Además del impacto nocivo que los animales domésticos pueden causar sobre otras criaturas, ellos también pueden estar en riesgo en ambientes naturales o incluso periurbanos si no tomamos las previsiones del caso. Muchos son los registros audiovisuales de mascotas como gatos y perros que son depredadas constantemente por animales silvestres grandes o medianos como coyotes, ocelotes, pumas, jaguares, cocodrilos, aves rapaces grandes o serpientes boa en el país.

En Costa Rica, con la expansión de las viviendas en áreas cada vez más invasivas en las orillas de los ríos o zonas boscosas, estos eventos son cada vez más comunes. Especies como los coyotes o gatos silvestres aprenden que los alrededores de viviendas humanas pueden ser excelentes para cazar gatos o perros, especialmente si son de talla pequeña. Idealmente, se debe proveer un espacio seguro para estar y descansar durante la noche a nuestras mascotas cuando vivimos en zonas rurales o periurbanas. Tampoco es conveniente dejar perros pequeños amarrados al aire libre en fincas a orillas de bosques; idealmente tener varios perros podría brindarles mayor protección de manada, pero no es garantía ante depredadores grandes.

Cuando llevamos a caminar nuestras mascotas caninas a zonas boscosas, lo ideal es hacerlo con correa por la misma razón: evitar que se pierdan y terminen siendo la presa de otro animal. Las mordeduras de terciopelo (Bothrops asper) u otras víboras son otro accidente común que podrían sufrir nuestras mascotas si las descuidamos en ambientes naturales, pero afortunadamente existe suero antiofídico de uso veterinario producido por el Instituto Clodomiro Picado.

Recomendaciones de cuido responsable para su gato con el fin de proteger la vida silvestre

Si bien los perros ferales son un problema para la vida silvestre, es más sencillo abordar el tema de cuido responsable con perros domésticos que con los gatos domésticos o manejo de gatos asilvestrados. El gato es un animal domesticado desde hace miles de años que conserva muchas de sus características de agilidad e independencia que nos hace admirarlos, pero a la vez, que nos dan una sensación de autosuficiencia. Aunque este animalito inicialmente se unió a las poblaciones humanas por un beneficio mutuo al ser un buen controlador de plagas, actualmente muchas de las variables de ese entonces han cambiado de forma importante. Las ciudades se han vuelto más concurridas, densas, con circulación alta de vehículos y con ello, mayor exposición a peligros. Además del riesgo de depredación o sufrir enfermedades fácilmente transmisibles (e.g. saliva), debemos considerar otros como: envenenamientos, atropellos, ataques por parte de perros, mutilaciones por alambre navaja, electrocuciones, confrontación con vecinos molestos, parásitos, caídas a pozos o alcantarillas, fracturas, extravíos, peleas territoriales entre machos.

Para lograr que nuestra mascota tenga una buena calidad de vida y al mismo tiempo minimizar el impacto sobre la fauna local de manera simultánea, se aconsejan varias medidas que como dueños responsables podemos adoptar. De hecho, los gatos merecen el mismo nivel de cuidado que un perro. Incluso podemos habituar a nuestro felino ya adulto a un proceso paulatino retribuyéndolo con premios y recompensas o acostumbrarlo a las medidas desde sus primeros meses de vida. Entre éstas están: 

Castración: Además de reducir la probabilidad de que nuestros felinos desarrollen algunas enfermedades como tumores, cáncer y estrés; evita de forma importante que el gato tenga la necesidad de recorrer grandes distancias en busca de pareja y se exponga a peleas territoriales. También, elimina o reduce el marcaje de orina tan molesto para los dueños y vecinos. Al evitar que se exponga a otros gatos, ya sea por peleas o por apareamiento, se evita el contagio de enfermedades mortales como leucemia e inmunodeficiencia felina VIF y finalmente reducimos el nacimiento de gatitos sin hogar que se ven forzados a depredar la fauna local.

Correa: Las salidas al exterior controladas son una excelente opción para que la mascota se ejercite y disfrute del aire libre de una forma segura para él y el entorno. Es preferible utilizar las correas a nivel de pecho, pues las de cuello son muy bruscas para ellos. La personalidad del gato influirá mucho en el éxito de este tipo de paseos, sin embargo, el mayor porcentaje de éxito está en la paciencia y constancia del dueño. Para entrenar un gato joven o adulto a esta actividad se pueden consultar numerosas páginas y videos en internet, los cuales proveen consejos útiles para que el proceso sea agradable y progresivo, nunca forzado ni traumatizante. Muchos gatos preferirán no salir de casa y no deben ser forzados, mientras que otros tienen espíritu aventurero que podría aprovecharse para paseos a sitios tranquilos y áreas verdes. 

Tenencia en interiores: si el dueño no tiene tiempo para entrenar a su gato para salir con correa, mantener el área interna de la casa cómoda e interesante para su mascota es una importante condición. De hecho, muchas veces es más ventajoso tener dos gatos en lugar de uno solo, ya que la compañía de ambos les permite el juego, gasto de energía y distracción. Se mantienen entretenidos, sociables e inclusive se ayudan en el proceso de acicalamiento.  Hay que considerar mantenerles juegos y áreas para que desarrollen sus destrezas, afilen las uñas, tomen sus siestas y trepen a sitios altos. Se trata de proporcionales un ambiente interactivo para que les supla la necesidad de explorar el exterior y que prefieran el interior. Es importante escoger áreas cerca de una ventana o adecuar un encierro semi-exterior para que el gato pueda tomar el sol. Así mismo, proporcionar en macetas zacate que ellos puedan consumir para mantener el sistema digestivo óptimo, ya que es su forma natural de barrer parásitos y bolas de pelo. Finalmente, mantener la litera limpia constantemente evitará que busque afuera los sitios para hacer sus necesidades.

Adaptación de jardín: Si las posibilidades lo permiten, hay interesantes estructuras que se pueden diseñar para conectar el interior de nuestros hogares con un jardín para gatos. Son encierros o adaptaciones de los espacios abiertos para que nuestra mascota no escape de los confines que podemos controlar, manteniéndolos seguros. En la Internet encontraremos múltiples soluciones para asegurar las tapias o muros y también para construir jardines divertidos, que sin duda darán a la mascota los gustos del exterior en un sitio muy seguro.   

Collares vistosos y cascabeles: En las tiendas de mascotas podemos encontrar varios collares especiales para gatos, los cuales, suelen tener un sistema de abertura por seguridad, en caso de que el animal requiera liberarse si se quede atorado del cuello. Éstos traen unos pequeños cascabeles que son muy útiles para alertar a las potenciales presas y de esta manera, el felino falle a la hora de intentar cazar. Toma un tiempo para que el gato se habitúe, pero es útil para aquellos que por alguna razón no pueden mantenerse sin contacto con la fauna local o no se puedan aplicar las medidas anteriormente descritas, las cuales son más seguras.

Existen páginas que se pueden consultar para ahondar con más profundidad en el tema de cómo disminuir el conflicto gato versus vida silvestre, por ejemplo, Cats and Birds.

El primer esfuerzo de conservación debe comenzar por nuestro propio jardín y barrio. Si tomamos conciencia de la gran diferencia que genera cambiar algunos paradigmas sobre la biología de los gatos y perros, así como poner en práctica métodos sencillos de control sobre nuestras mascotas, estamos generando un impacto positivo sobre la conservación y ecología del país. Respetar a la fauna silvestre nos traerá muchas alegrías como amantes de los animales, pero también nos evitará situaciones frustrantes y negativas que como dueños de mascotas no queremos vivir. Las mascotas dependen de nuestro cuido, por lo tanto, su comportamiento termina siendo producto de nuestra responsabilidad para con el ecosistema.

Literatura para consulta:

FERREIRA, G. A.; GENARO, G. Predation of birds by domestic cats on a Neotropical Island. Int. J. Avian Wildlife Biol, 2017, vol. 2, p. 60-63.

MARRA, Peter P.; SANTELLA, Chris. Cat wars: the devastating consequences of a cuddly killer. Princeton University Press, 2016.

SEYMOUR, Colleen L., et al. Caught on camera: the impacts of urban domestic cats on wild prey in an African city and neighbouring protected areas. Global Ecology and Conservation, 2020, p. e01198.

WOINARSKI, J. C. Z., et al. How many reptiles are killed by cats in Australia? Wildlife Research, 2018, vol. 45, no 3, p. 247-266.

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